Alumbramiento de un deseo

Ante todo quiero agradecer a una verdadera amiga, Marie, que se banca un viaje en colectivo conmigo y me acompaña en mi tarea para continuar reflexionando dentro de este especial transporte público; hago alusión a este agradecimiento antes de comenzar con el tema de hoy, ya que Marie tiene mucho que ver en todo esto… todos sabemos que muchas veces amplios pensamientos peden vagar en nuestra psiquis y estos pueden permanecer allí, bajo un estado de latencia, unos pocos segundos… minutos… tal vez horas o por qué no… días.

Muchas veces puede ocurrir que una determinada situación  resuene dentro de nuestra mente, despertando aquella vega idea que estaba allí sin que supiéramos “casi” nada de ella. En mi caso particular, hace unos días, iba yo viajando por un colectivo, extraño a mi persona (pido perdón formalmente al 160 pero la verdad es que el 102 me quedaba mejor!) entablando una conversación prácticamente sin sentido con mi amiga cuando imprevistamente comencé a hilvanar distintas ideas e imágenes que parecían totalmente extrañas y ajenas a mi persona… de repente un recuerdo totalmente claro llega a mi mente! Ahora puede parecer extraño pero se los voy a describir igual y luego entenderán cual es el tema de hoy… las imágenes remitían a un lugar que me es familiar pero no por haber estado allí sino por pasar diariamente con el colectivo. Comencé a reír y  la imagen cada vez se volvía más nítida y clara para mí. Ahora todo tenía sentido!

El tema del que hoy voy a hablarles tienen mucho que ver conmigo y tal vez a más de uno le suceda algo parecido… el hecho es que durante la conversación mi amiga me comentó que no era la primera vez que tomaba ese colectivo y que ya en varias oportunidades le había ocurrido que cada vez que estaba en el colectivo recordaba que muchos de los locales que se encuentran en la cuadra donde se sube son de su agrado y le gustaría poder visitarlos, sin embargo nunca deviene esa idea en el momento en que ella esta caminando por la calle previamente a tomar el colectivo.

Al escuchar estas palabras fue que se activó un recuerdo en mi persona que había estado vagando durante mucho tiempo y yo no había tomado en cuenta; diariamente, como todo el mundo ya sabe aquí en ezenlaweb, tomo el 160 para ir a distintos lugares… el recorrido en sí es muy simple, no da muchas vueltas… más o menos a mitad de camino se encuentra un local de ropa que a simple vista parece muy pequeño y en sí se caracteriza por tener diseños independientes, ustedes se preguntarán ¿a qué viene esto? La verdad es que yo hace ya mucho tiempo siento la necesidad de bajar del colectivo cada vez que paso por ese sitio, a pesar de esto algo en mi me frena y no logro concretar este propósito. Esta situación es totalmente similar a la que comentó mi amiga durante la conversación que tuvimos en aquel colectivo.

Sin embargo, como es mi costumbre, no me quedé sólo con su relato y mi recuerdo sino que traté de seguir ahondando un poco más profundo sobre qué significaba para mí este suceso.

Pensando las cosas naturalmente y en forma objetiva, no tendría por qué no poder bajar en ese momento del colectivo y así poder visitar este local tan apreciado por mis ojos diariamente, para luego volver a tomar el colectivo que viniera cinco o diez minutos más tarde en la misma parada de la cual me bajé, es más un factor que hace las cosas mucho mas simples es el hecho de que el local se encuentra ubicado prácticamente en donde esta la parada misma del 160, además de considerar que yo conozco la zona y sus alrededores desde hace mucho tiempo… sin embargo algo en mi, una vos interior tal vez se hace escuchar y cada vez que pienso en bajar a visitar ese lugar tan requerido no puedo lograrlo.

Ahora bien, intento ir más allá de estos pensamientos racionales y por qué no superficiales, corriendo telarañas y liberando esos pensamientos inconscientes  que la fuerza represora no me dejaba ver descubrí algo maravilloso… resulta ser señoras y señores que para mi mayor sorpresa mi deseo supremo no es bajar a ver ese local tan preciado sino todo lo contrario… mi profundo y verdadero placer consiste en poder observar de lejos este local sin tener un contacto cercano con él y así fantasear con la idea de ir a visitarlo algún día… o quizás imaginar qué tipo de ropa venderían  o qué clase de personas atenderían un lugar como este.

Mi intento de cumplimiento de deseo no es más que una fuerte necesidad de incumplirlo, es decir, que nunca llegue a realizarse!

Es así como muchas veces nos cuesta entender que cosas horrorosas o inexplicables puedan desatar una catarata de satisfacción, que lo que parece una lucha contra la necesidad de satisfacernos es justamente lo que nos depara el mayor de los goces.

El inconsciente juega constantemente dentro de nuestras vidas, se mueve, se hace ver pero siempre tras una telaraña… nunca tal cual es, descubrirlo y aceptarlo es una ardua tarea que en su más de la veces requiere de un gran esfuerzo y una buena compañía como yo la tuve aquella vez de la mano de mi amiga….

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