EL AMOR, EL AMOR!

Esta vez partimos de un comentario radial, que me llegó a través de una sugerencia de Fer. La situación es, para aquellos que no leyeron su comentario, más o menos así. Una señora llama a la radio muy acalorada diciendo que se enamoró de su analista y preguntando que debe hacer. La sesuda locutora le responde que abandone de inmediato ese tratamiento, que así no sirve y que ese analista debe estar trabajando mal, muy mal porque “algo habrá hecho par que sientas esto”.
Escuchamos tantas veces la historieta de una paciente que se enamora de su analista (pido disculpas al género femenino, pero la mayor proporción de casos es así) que ya nos suena a cuento. No puede ser que pase, no puede ser que pase tanto. Si además al analista ni lo conocés, ¿quién se enamora de alguien que no conoce? Tendemos a pensar que es otra de esas leyendas urbanas o una cuestión de amas de casa idiotas y nada más.
Nada menos cierto, aunque reconozco que en su momento yo también pensaba que era algo que le ocurría sólo a las aburridas y muy aburguesadas pacientes de Freud. Ellas tan bellas, indiferentes e histéricas y el tan reconocido, tan paternalista, era una fija. Ahí lo tenés, la primer paciente de la historia del psicoanálisis (cierto que en sus comienzos, no como lo concebimos hoy), Anna O., se enamoró perdidamente de su analista. Está bien, no era Freud, era Breuer que trabajaba con él, pero la historia es jugosísima!
Me estoy yendo por los historiales, volvamos.
El asunto es muy común pasa todo el tiempo y, arranquemos de una vez, está bien que suceda. Es normal, es esperable, se presenta en formas muy variadas, pero aparece siempre. Siempre que hablamos de un análisis de verdad.
La transferencia es condición sine qua non para el establecimiento de un tratamiento. La transferencia es el motor principal de la cura y al mismo tiempo su mayor obstáculo. Del buen arte del analista dependerá como sostiene esta tensión para hacerla funcional.
La transferencia ES amor. Es así como se le presentifica al paciente. No hay otra manera de verla. Como a cada uno se le juega ese amor ya es otra cosa. Amor de transferencia no significa enamoramiento exclusivamente, no es sinónimo de amor erótico. Puede ser un sueño en el que aparece el analista y que sentimos ganas de contarle, por nimio que sea. Puede ser la sensación de que nos gustaría haber conocido a esa persona en otro contexto y ser amigos. Puede ser la sensación de agradecimiento que vas más allá de lo profesional. Puede ser la admiración y el deseo de ser elegido para integrar un grupo de trabajo (esto pasa mucho entre los análisis de los estudiantes de psicología), etc.
Lo cierto es que no hay posibilidad de análisis sin la previa entrada en transferencia. Aunque tengamos un paciente y un analista en la misma habitación, diván de por medio y todo, no hay análisis sin transferencia.
Cuando la transferencia se presenta como amor erótico se apoya en la idea de que amamos a ese hombre por la manera extraordinaria en que nos conoce, nos comprende y nos escucha. Es una ficción como cualquier otra, claramente. Como dice Freud, nos parece que de esa relación podríamos obtenerlo todo. Es la persona perfecta, nadie nos va a comprender  como él. El único problema de este idilio es que él no tiene ningún interés en nuestra persona! No de ese modo, por lo menos y a Freud gracias!
Hay otra combinaciones posibles: que el analista se enamore de la paciente (aunque acá las proporciones entre hombre y  mujeres son más parejas), el sentimiento sea mutuo, etc. En todos los casos la indicación freudiana es la misma: no ceder. Ni al propio deseo ni al del paciente. Porque lo más importante para nosotros es el benficio que el tratameitno tiene para ofrecer al paciente. Y aunque parece que corresponder al amor debería geenrar el mismo efecto, que la paciente se interesara por el tratamiento y estuviera más dispuesta que nunca a trabajar y colaborar, no es esto lo que sucede. Sucede que la paciente rápidamente pierde el interés y no quiere saber nada más que de su amor. Claro que una mujer despechada, a la que el analista simplemente se ha negado, es aún peor. No entiende razones, reclama permanentemente que su sentimiento le sea correspondido, nada quiere saber del tratamiento hasta que se agota de esperar y abandona.
Cuando digo no ceder, no digo denegar y ya. No se trata de “gusto pero me privo”. Me contaron una anécdota muy graciosa de un analista muy joven, muy churro él, al que se le enamoró una pacientita. Cuando ella se anima a confesarle su amor, él muy halagado, muy incómodo y teniendo presente que bajo ningún punto de vista debe acceder le contesta: “no, mirá yo soy casado, vos sos muy linda, pero yo no puedo…”pensando que de esta manera no heriría los sentimientos de la paciente y cumplía con las reglas. JAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!!!!! Nada más alejado, eso es engancharse, eso es responder en el mismo plano, denegar una conquista de bar, no es un obrar analítico, no frena ese amor desencadenado sino que lo torna en un amor despechado. De más está decir que la paciente no volvió más. ¿ te estás preguntando cual fue exactamente su error? ¿siempre te habías imaginado más o menos así la respuesta? ¿te respondieron así a vos? El problema es que esa respuesta incluye a dos sujetos, dos YO, que especularmente se relacionan. Nada de esto, el analista debe reconducir ese amor a su verdadero destinatario; o reconducir ese sentimiento al que oculta detrás y en todos los casos, transformar el amor de transferencia que se ha vuelto traba en motor. Este joven analista debió fijarse aquello de lo que la paciente venía hablando para tejer el hilo lógico que unía ambos temas, hacerla pensar por que le decía eso, por que en ese momento, etc, etc. Se trata de devolver su pregunta al paciente, siempre. En este caso, de reconducir su demanda.
Así que no hay motivo APRA abandonar un tratamiento porque uno sienta que se enamoró de su analista. Si hay que hablarlo en análisis, darle cabida y ver a que nos conduce.
Por el lado del analista la responsabilidad es mayor. Allí donde el paciente tiene un derecho (el de enamorarse o enojarse, o sentir lo que quiera) el analista tiene un deber, una obligación. Y es capear el temporal de la transferencia. El analista no puede desentenderse por no ceder a la demanda. No puede expulsar al paciente sin más, como vemos a veces en las novelas “si te vas a comportar así, ya no sos más mi paciente!” ni ninguna otra ridiculez por el estilo. No puede huir, debe soportar la transferencia porque el es el origen de ella y es el responsable de ella. Es quien la genera y quien debe trabajar con ella, responder. Por un lado trabajando con el paciente sobre la verdad o no de ese sentimiento, y en el caso de haberse enamorado de un/a paciente debe trabajar este sentimiento en su propio análisis o en el espacio de supervisión porque si se enamoró el sujeto es que el no estaba haciendo de analista y si se enamoro el analista eso es fácil de encausar. Se tarta de contratransferencia, se trabaja y listo. E l analista corre con ventaja, el debe estar advertido acerca de esto, debe esperarlo, reconocerlo y solucionarlo, son sus responsabilidades.
Esta es una visión bien freudiana del asunto, Lacan plantea la transferencia en términos de amor al SSS (sujeto supuesto al saber) que es imaginarse en la persona del analista a alguien que de antemano tiene las respuestas correctas para mí, sabe de mi padecimiento, sabe aquello que yo no sé porque ha estudiado y va a ayudarme.
Esto es lógico que pase, sin esto no hay análisis posible. Uno de los mejores signos para iniciar un análisis con alguien con quien hemos tenido una entrevista, es irnos con la SENSACIÓN DE QUE PUEDE AYUDARNOS. Ese es el comienzo de la transferencia.

 

NB: la transferencia también puede ser “negativa”. Esta expresión hace referencia a la transferencia funcionando como obstáculo en el tratamiento en vez de facilitándolo. Puede presentarse como enojo, odio, resentimiento, la sensación de que el analista es un  bueno para nada, que sus comentarios han arruinado nuestra vida, que nos está robando el dinero, que goza a nuestras expensas, que el análisis es una mentira: está demostrado en lo mal que te sigue yendo, etc, etc. Todas estas manifestaciones se trabajan igual que cuando la transferencia es positiva o tierna.   

 

Etiquetas:
20 Comentarios
  1. Divan el Terrible
  2. Fer
  3. Divan el Terrible