Parque Nacional Sierra de las Quijadas

A 120 Km. al nordeste de la capital de la provincia de San Luis, se encuentra el recientemente creado Parque Nacional Sierra de Las Quijadas, al que muchos consideran el “Cañon Colorado de Argentina», aunque geologicamente no lo sea, por su parecido al de Estados Unidos.

Nadie está bien seguro del origen de su nombre; si bien es cierto que dicen que desde el aire parecería tener la forma de un maxilar de animal (ver para creer, no pude encontrar ni una imagen que me lo confirmara, asi que :nose:), ese nombre lo tiene desde hace tiempo, muchísimo antes que existirían las imágenes aéreas. Otra versión dice que tiene que ver con los restos de pterosaurios encontrados allí, pero una vez más,el nombre sigue siendo anterior al descubrimiento esos restos fueron encontrados hace casi 40 años y el nombre sigue siendo anterior.

Donde busquen información sobre este lugar, van a encontrar que aparece el nombre de Pilar Rodriguez, “baquiano”, que cuenta que a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, la zona fue refugio de bandidos que asaltaban las carretas que hacían el viaje Buenos Aires – San Juan (actual ruta 147); dicen que estos personajes faenaban los vacunos y en los asados, lo primero que comían vaya uno a saber por que, eran las quijadas, y por eso en los carteles al mejor estilo de película del lejano oeste, se ofrecían recompensas por capturar a “Los Gauchos de las Quijadas”, que solìan esconderse en este lugar por lo laberintico que es.

Esta región fue declarada Parque Nacional en 1991, por la importancia que tiene al ser uno de los pocos ecosistemas desérticos, por los yacimientos paleontológicos y restos arqueológicos de la cultura huarpe que posee, la diversidad ambiental y la flora y fauna característicos del área.

En 1937 se dio el primer descubrimiento paleontológico, cuando un geólogo encontró huellas de dinosaurios; desde ese momento, se fueron hallando gran cantidad de elementos, entre lo que tenemos huellas de ornitópodos (pico de pato), troncos y raíces petrificadas, fósiles de pterosaurios (reptiles voladores), peces y plantas, que permitieron reconstruir y ubicar al ecosistema dentro del Periodo Cretácico de la Era Mesozoica, llamada Edad de los Reptiles. Dicen que, sin dudas, la estrella de éstos restos son los encontrados en 1970, un ejemplar que posee ciertas características que lo hacen único en el mundo: el Pterodaustro Guiñazu, que poseía un cráneo curvo hacia arriba con una mandíbula con cientos de dientes delgados y flexibles como si fuera un canasto y usaba para filtrar la superficie del lago para encontrar microorganismos y así alimentarse.

Una vez dentro del Parque, a pocos kilómetros de su entrada, se encuentran los restos arqueológicos sobre los que les hablaba, que consiste en mas de veinte hornillos o tinajas de alrededor de 90 cm de diámetro; son una especie de pozos en la tierra donde las antiguas poblaciones del lugar cocinaban sus alimentos o sus piezas de cerámica (aparentemente, los últimos estudios dicen que tales hornillos tienen una antigüedad de alrededor de mil años).

Hace unos 100 millones de años (millones más, millones menos) había una cuenca sedimentaria, o sea una depresión, que con el tiempo se fue llenando de sedimentos; hace unos 25 millones de años, hubo un movimiento y colisión de placas tectónicas (recuerdan las clases de geografía? placas tectónicas, capas geológicas y demás?) que provocó que las capas que estaban en las profundidades se levantaran, formándose las Sierras de las Quijadas. El agua y el viento fueron erosionandolas (aún lo siguen haciendo, así como también aún se siguen elevando las capas aunque no nos demos cuenta a simple vista) dando origen a los valles y quebradas, y a los caminos raros y complejos de este lugar. Ustedes habrán puesto cara de :hum: y dirán a que viene toda esta explicación? Bueno, ahí va.

Pasando los hornillos y continuando por el Sendero de los Colorados, entre cristalizaciones de minerales, fósiles de vegetales y huellas de animales fosilizadas, se llega a un mirador natural, que es el más importante e imponente del Parque: allí abajo esta el Valle del Potrero de la Aguada, que fue se formó mas o menos como les explique antes. El mirador se encuentra a 250 metros de altura sobre el valle, lo que permite observar y admirar, a manera de anfiteatro natural, estas capas que forman una gran muralla con farallones, acantilados, cornisas y terrazas de un intenso color rojo; también desde aquí, se puede ver el cerro Portillo de 1200 metros, el punto más alto de las sierras.

Abajo, el Arroyo de la Aguada es  un curso de agua natural milenario, el principal encargado de la erosión del lugar, con cuenca en el Potrero y que llega hasta el río Desaguadero; este arroyo, solo tiene agua en las épocas de lluvias (recordemos que tiene un clima árido y de escasas precipitaciones, solo 300 mm al año) por lo que la mayor parte del tiempo tiene rocas y arena. También pueden verse algunos espejos de agua que, junto a este arroyo, forman el Complejo lagunar de Guanacache.

Huella de saurópodo Descendiendo alrededor de 150 metros se tiene no solo un punto de vista diferente de los farallones, sino que se encuentra lo que se llama el circuito La huella del Dinosaurio que consiste, obviamente, en una huella de un saurópodo y dos de un ornitópodo.

Dada la erosión y el clima árido, la vegetación es muy particular ya que son especies que se adaptaron a vivir casi sin agua, otra de las razones por las que se creó el Parque, como les mencioné antes: hay ejemplares de Chica, un árbol de madera muy dura, sin hojas y que tiene una forma retorcida (que me recuerda a una versión delgada del de la película Poltergeist); un arbusto de flores amarillas llamado Jarilla, claveles del aire por todos lados y, claro, muchos tipos de cactáceas (cactus, bah) como las Tunas, Cardones y Puquis. La influencia del Chaco se ve en el Quebracho Blanco, el Algarrobo y el Espinillo.

Chica

También es característica la fauna, y en el recorrido se pueden encontrar boas de las vizcacheras, guanacos, un águila coronada, maras, pecarí de collar, pumas, tortugas terrestres, pichiciegos (armadillo), zorros grises, cardenales amarillos, y el halcón peregrino.

Zorro gris Mara

Pecarí

Este lugar es ideal para lo que les gusta hacer trekking (caminatas o senderismo en castellano), ya que si bien para una visita corta no hay que caminar mucho, el recorrido completo puede llevar varias horas y, en semejante clima no es para cualquiera.  Por eso, hay varias indicaciones si la intención es ésta última: tener calzado apto para trekking, agua (porque en el parque no van a encontrar ni una gota de agua potable, salvo en la entrada), evitar el sol del mediodía en verano, llevar protector solar y sombrero, entre otras.

Si bien para llegar a los miradores no hay restricciones, recorrer las sierras o bajar al Potrero de la Aguada solo esta permitido acompañado de guías de turismo autorizados, por lo que es necesario consultarlos siempre antes de entrar, especialmente si se piensa en la segunda opción porque bajar al Potrero sin un guía casi seguro los llevará a perderse (acuérdense que acá se escondían los Gauchos de las Quijadas, está lleno de laberintos y recovecos!!).

Espero que les haya gustado, perdonen si la descripción no fue muy clara, pero espero que se haya entendido un poco mejor con las fotos (aunque no encontré muchas :()

Bessos y nos leemos la próxima!

12 Comentarios
  1. Fer

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