¿Qué 20 años no es nada?

Una famosa anécdota cuenta que cuando los nazis invadieron Paris en 1940, llegaron hasta el atelier de Pablo Picasso, donde se encontraron con el famoso lienzo(el Guernica) en el que él artista denunció aquella masacre; cuando los oficiales alemanes le preguntaron si él lo había hecho, él malagueño respondió: “No, ustedes lo hicieron”.

Hace 25 años, en la ciudad de San Francisco, un grupo de científicos publicaba en el informe semanal sobre morbilidad y mortalidad de los centros de control de enfermedades(CDC) y diagnosticaba los primeros cinco casos de una rara enfermedad que luego el mundo entero conocería baja la denominación de Sida(se la intentó llamarla por otros nombres, como el de “peste rosa”, pero la discriminación que ya se hacía sentir desde el minuto cero, perdió su pulseada contra una enfermedad, que lejos de discriminar, parecía amenazar a todos por igual). Se hablaba de que sólo afectaba a sujetos que tenían una rara coincidencia, la letra “H” como un estigma que los nombraba: homosexuales, hemofílicos, heroinómanos, haitianos.

Pocos años después se descubre al Virus de la Inmunodeficiencia Humana(VIH) como el agente etiológico de esta patología, y comienza la historia de una pandemia que llega para quedarse, y que viene a denunciar una vez más, la dialéctica mas cruel de la post-modernidad: los incluidos y los excluidos, el Norte rico y el Sur pobre, el primer mundo y el tercer mundo, integrado este último por, eufemismo mediante, países en vías de desarrollo.

Algunos datos que intentan reflejar mucho mas que simple números:

– Más de 40 millones de personas viven con VIH, el 90% en lo países del tercer mundo.

– Todos los días se infectan 16 mil personas, la mitad son jóvenes.

– Cada día mueren más de 8 mil personas en el mundo a causa del Sida.

– Sólo en el 2005 murieron 3 millones de personas a causa de la infección por VIH/Sida.

– Hasta el 2006, el Sida y la inacción para abordarlo, han generado mas de 20 millones de muertes.

De Vancouver a Toronto

Del 13 al 18 de Agosto, en la ciudad de Toronto, Canadá, tendrá lugar la “XVI Conferencia Internacional sobre el Sida”, bajo el lema: “Es tiempo de cumplir”; y esta conferencia marca el 10º aniversario del surgimiento del tratamiento conocido como terapia antiretroviral de gran actividad – el famoso “coctel”- (HAART, en inglés) que se presentó por primera vez, vaya paradoja, durante la XI Conferencia Internacional sobre el Sida en la ciudad de Vancouver, Canadá. Y si “es tiempo de cumplir”, la realidad nos indica que el crecimiento de la pandemia hasta cifras tan escalofriantes -como las arriba mencionadas- es el resultado, entre otras razones, de un fracaso de liderazgo de magnitud épica. Se necesita de estrategias eficaces de prevención, tratamiento e investigación para todo el mundo, fundamentalmente para los países que tienen peor acceso a los sistemas de salud, educación, vivienda, agua potable, etc. De nada sirve que exista un tratamiento de alta eficacia(TAE), que convierte al Sida en una enfermedad crónica, si solamente acceden a él un 5 o un 10% de la población afectada, transformando la meta de “Acceso universal”, en una proclama vacía de contenido; la magnitud de esta epidemia exige una mayor responsabilidad de las partes implicadas en el cumplimiento de sus compromisos, ya sean financieros, programáticos y políticos. Aunque disponer de más recursos y continuar con la investigación científica sean factores esenciales para lograr una respuesta mundial eficaz, el lema reconoce que ya existen herramientas y conocimientos suficientes para evitar nuevas infecciones y mejorar la calidad de vida de las personas que viven con VIH/Sida, incluso en los contextos mas pobres. Deben triplicarse los fondos destinados al desarrollo de ensayos de vacunas y la investigación relacionada con microbicidas para mujeres. Tendremos que conseguir, aunando recursos y voluntad colectiva, que la experiencia y el conocimiento de que disponemos se conviertan en programas de Prevención relacionados con la educación sexual, el uso correcto del preservativo y su negociación para favorecer a mujeres desprotegidas, programas específicos para hombres que tienen sexo con hombres, programas para drogodependientes que no ofrezcan como única alternativa de tratamiento, la abstinencia, y que contemplen políticas de reducción del daño y programas de tratamiento del VIH con un alcance mas amplio.

Rompiendo el silencio Sudafricano.

Llegamos al año 2000 y el inicio de un nuevo siglo traía consigo la esperanza de un mundo mejor, en donde el crecimiento de las economías no se traduzca en mayor acumulación de riqueza, sino en una mejor distribución de la misma; no hace falta ser economista para advertir, que el crecimiento sin equidad sólo genera desigualdad y violencia. Entender que las nuevas tecnologías solo servirán si están al servicio del hombre, y no el hombre al servicio de estas. Y el inicio del siglo coincidía con el desarrollo de una nueva Conferencia Internacional que por primera vez desembarcaba en África, el continente mas castigado por esta pandemia: en la ciudad de Durban, Sudáfrica , país que en ese momento tenía la mayor tasa de infección en el mundo – uno de cada cinco adultos estaba infectado con VIH- los allí presentes escuchábamos como un cantante nos repetía sin cesar, “el silencio es un virus” y el ex presidente sudafricano Nelson Mandela, símbolo de la lucha contra el apharteid en el mundo reconocía con un excepcional grado de implicancia lo que muchos ya conocíamos: “Mi país no se ocupó correctamente de la lucha contra el Sida; sino actuamos ya, la historia nos condenará”.

La XVI Conferencia Internacional sobre Sida, que tendrá lugar en la ciudad de Toronto, Canadá, esta por empezar; no alcanzará con que los mas de 20.000 delegados que participemos en representación del mundo de la ciencia, comunitario, activistas y medios de prensa discutamos sobre las múltiples estrategias de prevención, tratamiento e investigación en Sida. La Conferencia sólo habrá servido si lo discutido se transforma en acción, si la toma de decisiones respecto a las políticas públicas es una cuestión prioritaria para los estados y sus gobernantes, y si la ayuda prometida por los países del tercer mundo llega a suelos como el nuestro.

De esta manera, el Sida dejará de castigarnos con la acusación de “Ustedes lo hicieron”, y sólo así podremos sentir, que estamos “empezando a cumplir”, y que “el futuro, ya llegó, hace rato.

Lic. Gabriel Avena
Vice.Pte. FUNDACIÓN PREVENHIV

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