Subjetividad: ¿virtud o condena?

El tema que hoy quiero comunicarles, a través de estas líneas, visitó mi mente hace unos pocos días atrás.

Me encontraba de regreso hacia mi casa, durante el recorrido la necesidad de arribar rápidamente a destino invadió casi por completo mis pensamientos. Para poder cubrir esta gran catarata de ansiedades, comencé a observar por la ventanilla del colectivo el “paisaje” del trayecto, es decir, lo primero que pudiera percibir fuera del colectivo con el fin de distraer mi mente.

Fue en ese instante cuando comencé a adjudicar distintos calificativos a las cosas que iba percibiendo. Así, como si fuera un juego, noté la inmensa cantidad de palabras que existen en nuestro idioma para expresar que algunos agrada o no. Esto me resulto realmente abrumador!

Luego de esa inquietud, observé a las personas que se encontraban en ese momento dentro del colectivo, aproximadamente 11 o 12 personas, todas ellas en sí mismas distintas, ya sea físicamente, psíquicamente, afectivamente, su mirada, su sonrisa, sus movimientos, su forma de comunicarse, en fin me di cuenta que existía un abismo de divergencias entre una y la otra.

A raíz de esto, cabe señalar que resulta mucho más apasionante alejarse de la complejidad con la que se quiere vivir hoy para poder adentrarse en las actitudes simples y hacer de ellas una verdadera reflexión. Considero que la simplicidad de un pensamiento puede transportarnos, a través de un camino apasionante, a las más insólitas y profundas cuestiones.

No es una novedad para nadie y de hecho esta a la vista de todos que cada uno de los seres vivos de este mundo esta dotado de unicidad, entendiéndose con esto que cada ser es de una forma particular, única e irrepetible, que le otorga la posibilidad de estar en comunidad, pudiendo aun así diferenciarse del resto de los seres, gracias a sus propias características.

Si profundizamos un poco más, hay un concepto estrechamente ligado a esta cuestión y que en forma casual actualmente esta muy de moda, la ciencia a lo largo de su historia y mediante diversas investigaciones ha batido grandes debates en relación a esta palabra, pero bueno basta de misterios… estoy hablando nada mas y nada menos que de  la SUBJETIVIDAD.

Se entiende por subjetivo a la atribución de un juicio personal, relacionado con las costumbres y sentimientos exclusivos de la persona que realiza dicha valoración, es decir, cuando una persona realza una valoración de un pensamiento o acción, que justifica en función a su propio punto de vista.

Al parecer todo indica que la subjetividad se esconde en cada uno de nosotros, influenciándonos en cada acto que realizamos a lo largo de nuestra vida. Esto nos aporta un dato más para poder seguir comprendiendo porque la convivencia para el hombre es una tarea difícil de afrontar, las diferencias que existen entre unos y otros vuelven esta tarea cada vez más compleja.

Observar a todas esas personas en el colectivo, sentadas frente, detrás o junto a mí, me hizo pensar en como la subjetividad nos inunda a cada uno de nosotros, en nuestro comportamiento, condicionándonos minuto a minuto. De repente surge un nuevo interrogante: si pensamos en subjetividad ¿Qué relación existe entre este término y la discriminación?

En este sentido, prefiero aclarar, para que no surjan malas interpretaciones, qué entiendo por el concepto de discriminación. En general se asocia esta palabra desde su uso negativo,  es decir, al maltrato de los miembros de un grupo por sobre otro; pero existe una perspectiva positiva que define al termino discriminación como la capacidad para poder delimitar y marcar las diferencias sin la necesidad de juzgar al otro por ellas.  Es importante tener preparación para pode discriminar lo bueno de lo malo, lo importante de lo innecesario, lo que nos gusta de lo que no, con lo que estamos de acuerdo y con lo que no…etc. En síntesis sin discriminación, en el uso positivo de la palabra, nos perderíamos la posibilidad de ver, que cada uno de nosotros es diferente y que la riqueza de esa singularidad es la  que nos nutre día a día.

Entonces, frente al dilema  “Subjetividad: Virtud o Condena”, yo diría que la subjetividad es una virtud que estamos condenados a llevar, a partir de nuestro carácter de seres humanos,  y que nos obliga diariamente a prestarle la suficiente atención para que no sea una traba sino una herramienta más en nuestra vida.

Etiquetas:
11 Comentarios
  1. Divan el Terrible
  2. Fer