¿YO?, ARGENTINO

Escuchá esta anécdota que es genial y me va a dar el pie para comenzar este post. En realidad la voy a contar más o menos, porque más o menos la recuerdo pero lo importante está intacto.
Resulta que en esa época prolífica para la psicología y el psicoanálisis, se realizaba cada dos por tres (años) uno de esos simposiums para compartir lo descubierto (sí, el mundo logró avanzar sin Internet). Imaginate que el encuentro era un martes en Viena. Freud, Jung y Jhonson iban a asistir. Jung le avisa de la reunión a Jhonson y le dice que es un miércoles en Escocia. Antes de la reunión en sí, salta el problema y su rectificación entre los tres, y Jung, ¿qué dice? Muy simple, “fue un fallido” esto significa, fue sin querer, fue un error involuntario de mi inconsciente que no tiene nada que ver con mi yo conciente, ¿no? ¿No nos parece justa la descarga de Jung? ¿No es esto lo que el psicoanálisis postula? Para nada, y para que quede claro que viene del Grande; Freud le contesta a Jung “un caballero no hace eso ni siquiera inconscientemente”
Es brillante! Es verdaderamente notable! ¿Qué fue lo que le dijo Freud? Le dijo que era RESPONSABLE DE SU INCONCIENTE. Y así es. ¿Sorprendido? Muchos nos parapetamos detrás del último bastión de la neurosis a la manera de “mi cabeza está en mi contra” y listo el asunto. Quedamos libres de culpa y cargo, somos víctimas. Huéspedes que llevan por la vida un inconsciente parasitario que goza a nuestras expensas. Ya está, podemos dejar análisis contentos de ser bunas personas, buenos ciudadanos, amigos, padres, amantes y otros. ¿Y con lo malo que pasó? “ah, no, yo con eso no tengo nada que ver, de hecho ni estoy de acuerdo: es mi inconsciente” (!)
Para nada, para nada. Resulta que ese inconsciente es tuyo. Sí, ya se que algo oíste sobre que a fin de cuentas el inconsciente es “algo” (no vamos a ahondar ahora en esto porque me dijeron que mis posts se estaban poniendo demasiado técnicos) que está básicamente armado por otros. Otros muy significativos por cierto, tu mamá, tu abuela, un tío, un padre o su sustituto. Lacan dice “el inconsciente es el discurso del Otro” esto, para ponerlo simple significa que lo que vos pensás se apoya en todo lo que te mostraron y enseñaron en la más temprana infancia: como te cuidaron, quien lo hizo, cual era tu apodo, que lugar ocupaste en la familia, que educación religiosa te dieron (o no), que relación tenia tu familia y luego vos mismo con la comida, la sociedad, la ley, la belleza, el trabajo el descanso y millones de otras pequeñas y grandes cosas más o menos recordables. Todas sus marcas están ahí: en tu inconsciente.
Entonces volvemos al punto inicial: yo no elegí donde nacer, ni quienes serían mis padres, ni que religión profesarían, ni que rituales de iniciación y pertenencia había elaborado antes de mi llegada la sociedad en la que advine. Y, si el decantado de todo eso es mi inconsciente, por el cual estoy determinado, coaccionado en gran medida; ergo: yo no soy responsable de sus contenidos.
Error. Y nada más errado. ¿Por qué? En el recorte, en los cortes, en la escansión de cada discurso, en aquello que si quedo inscripto y aquello que no; se juega en ultima instancia la elección del sujeto. Pero esta es una frase muy fuerte y muy difícil, par hacer un ateneo no para este post. Pero hay otra manera de abordar todo este embrollo. Seguí leyendo.
Sí es cierto que tu vieja tiene “la culpa” de algunas de las cosas que te pasaron, de algo de tu manera de ser y hacer, de las cosas que te pasan. Pero esto no lo dice todo, y sobre todo no sirve para siempre como excusa. No es lo mismo la determinación que tiene un niño sobre sus acciones que un adolescente, que un adulto (como vos).
Llega un determinado momento en toda biografía en que HAY QUE HACERSE CARGO. ¿De qué? ¿De la historia de tu mamá y sus maneras y decisiones? Por supuesto que no: de las tuyas. Es un momento en el que uno deja de quejarse y de reprochar a otros (todos los demás, cualquiera) su mala fortuna y se pregunta seriamente ¿y qué hago yo con eso?
Este es el punto. Que haces con eso que supuestamente “sos”. El inconsciente no esta absolutamente determinado. Siempre hay un margen de libertad posible, es el espacio de tu decisión, de tu posición como sujeto. Es el espacio de lo que elijas, de lo que de hecho elegís. Y a partir de ese momento estás solo, de una vez y para siempre. Y a tu vieja dejala en paz porque ya me cansé (y tu analista también) de escucharte la misma cantinela. Es el momento de tomar al toro de tu inconsciente y tu vida por las astas. Vos sos responsable de lo que te pasa, de lo bueno y de lo malo. No empecés a buscar ejemplos de catástrofes naturales porque de hecho es muy poco lo que puede achacársele a la contingencia. Tenés que responder por tus actos, los concientes e inconscientes, “que no es lo mismo pero es igual”.
Y ahora ¿qué vas a hacer?

 

 

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