El poder de la Palabra

Cuando mencionamos al continente asiático es frecuente traer como sinónimo inmediato la palabra oriente, y esto no es un error ya que Oriente es sinónimo de Asia sudoccidental. Es por ello que culturalmente se haya propagado la versión de que un término es igual al otro. Desde este punto es que quiero trabajar hoy.

Siempre me ha llamado la atención la forma de pensar y  filosofar que caracterizan a la región oriental. No es ninguna novedad el hecho de que en este tipo de culturas prevalece una visión del hombre total y puramente completa, donde se contempla al universo como unidad armoniosa y se otorga al ser humano la capacidad de pensarse interiormente para así trascender superando lo efímero y alcanzando, por medio de la meditación, un nivel superior.

En estos últimos años se hizo notoria la llegada de esta perspectiva oriental al occidente, que aún no termina de insertarse pero ya ha realizado grandes cambios en esta región. Desde la incorporación de lecturas filosóficas o religiosas orientales, hasta la práctica misma de estas tradiciones, con el auge del yoga y la meditación como desencadenantes de un mejor estilo de vida, y por qué no la inclusión de esta filosofía en distintas universidades como incorporación de un método de estudio fundamental para la comprensión del hombre.

Para ejemplificar un poco el poder de pensamiento y reflexión de esta cultura emprendí una búsqueda de textos hasta hallar uno claro, breve pero profundo como es el siguiente:


EL PODER DE LA PALABRA
Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Las ranas se reunieron alrededor del hoyo.
Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas.
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.
Las otras ranas seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió; Ella se desplomó y murió.
La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.
Una vez más, la multitud de ranas le grito que dejara de sufrir y simplemente se dispusiera a morir.
Pero la rana saltó cada vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le preguntaron: «¿No escuchaste lo que te decíamos?»
La rana les explicó que era sorda. Ella pensó que las demás la estaban animando a esforzarse mas para salir del hoyo.
Esta historia contiene dos lecciones:
La lengua tiene poder de vida y muerte.
Una palabra puede ayudar a levantarte o destruirte.
Tengamos cuidado con lo que decimos. Pero sobretodo con lo que escuchamos.
Hsien-Sheng Liang

Esta fábula deja abierta la reflexión interior que cada uno quiera realizar y que como ya habíamos hablado en un post anterior, la subjetividad que penetra en las profundidades de cada ser, se encargará de que esa reflexión sea única, pura y exclusiva de cada uno. El texto solo nos orienta a una aproximación, es una guía que nos sirve para conocernos un poco más a nosotros mismo, saber qué pensamos, saber qué sentimos y así descubrirnos.

Desde mi pensar, esta fábula me despertó una vez más el sentimiento de que el lenguaje fue es y será la herramienta más poderosa que posee el ser humano. Hablo de lenguaje y no de palabras ya que, a mi criterio, en este relato haría falta aclarar que no solo las palabras son un medio de comunicación, el leguaje corporal o gestual que hace al hombre es fundamental y a su vez al igual que las palabras, puede ayudar o perjudicar de acuerdo a su uso e intención.

Muchas veces lo que escuchamos no es lo que nos permite salir adelante, no es lo que nos ayuda, no es lo que necesitamos en ese momento dado. Es por ello que se hace necesario, como dice bien el relato, prestarle una gran atención a los discursos que nos rodean y no guiarnos por cualquiera, ya que puede ocurrir que no sea el mejor camino. En mi opinión esta no es la vía más sencilla, ¿Cómo dar cuenta de que lo que oímos es realmente lo verdadero y puro para nuestra alma? ¿Cómo notar si en realidad lo que escuchamos y creemos que nos hace bien no es lo que nos lleva a la “muerte”? Lamentablemente no hay respuestas claras a estos interrogantes, la vida es correr riesgos, es aprendizaje, experiencia y decisión. Cada uno sabrá cual es el camino que considera que lo lleva a un buen puerto, es necesario elegir, ser responsables de esa elección y enfrentar las dificultades que nos acompañen. Nada es simple, las piedras del camino siempre vas a estar pero no debemos olvidar que para sortear estas piedras contamos con nuestra riqueza interior, un universo que se abre a las posibilidades que el hombre plantea y el acompañamiento de la gente que consideremos maestros para nuestra vida.

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  1. Fer