EL PODER DE LA PALABRA
Palabras. El mundo es palabras. Nosotros somos palabras. Nada más que eso, un efecto de lenguaje. Las palabras nos nombran, nos definen, nos dan un ser, algo de consistencia. Nos dan un cuerpo, lo construyen. Las palabras nos hablan. El lenguaje nos esperaba antes de nacer y sigue ahí una vez que hemos muerto. En el mejor de los casos, perpetuándonos algún tiempo, en alguien que recuerda nuestros nombres.
Antes de que nacieras alguien te habló; te dio un nombre, te imaginó, te habló, te cantó, te soñó, te imaginó riendo o llorando, imaginó el color de tus ojos, tus gestos, tus gustos.
Las palabras crearon el mundo en el que vivís, más allá de la “realidad” de las cosas. Las palabras crearon el día y la noche, en esa intermitencia de los astros.
Las palabras nos vehiculizan desde que el hombre es hombre aunque nadie en la historia de la humanidad se haya comunicado con otro ser humano. No es más que una ficción que todos compartimos y que es la forma que hemos encontrado como especia para vérnoslas con el lenguaje y sus efectos.
Es la fuente de nuestros mayores dolores y problemas y a la vez la única manera de resarcimiento. Palabras, sólo palabras. El hombre no es más que un animal enfermo de lenguaje.
Es innegable el poder de las palabras. Las palabras nos hacen comer, cagar, amar, odiar, calentarnos, enfermarnos, curarnos. Vivimos de palabras.
Las palabras nos eligen, nos portan y nosotros terminamos por identificarnos a ellas, en esa búsqueda interminable por el sentido, por la esencia.
Las palabras son nuestro contacto, por fallido que sea, con los otros y las cosas (y con los Otros ni hablar!!! Perdón, chiste interno)
¿Cómo usar las palabras para curar entonces? ¿Qué se hace con las palabras en un análisis?
Un análisis es, lo que se dice en un análisis. Sólo palabras. La idea puede ser mostrar todas tus palabras, de que está hecho tu mundo, de que estás hecho vos. Mirarlas de una manera que no las viste antes, pensarlas desde otra óptica. Cuestionarlas, esas que tenés pueden no ser las únicas, pueden no ser tan “verdaderas” como las pensás. Puede que no seas lo que te dijeron que eras. Esta es una idea muy fuerte. No es lo mismo decirlo que hacerlo. Ver esta idea funcionando es algo que sólo pasa en un análisis. Es algo que lleva muchísimo esfuerzo, al fin y al cabo vos estás convencido de que sos todas las palabras que te componen. Hace una vida que te llevás así, ¿por qué habría de ser diferente?
Darle una nueva posibilidad a las palabras, de eso se trata, de un margen de libertad a la determinación, de una posibilidad de elección. De una marca diferente a la que traés, en parte, a veces. A veces es sólo saberlas, conocer esas palabras que te forman por las que quizás nunca te preguntaste, a las que creíste “naturales”, dadas.
Creer en un análisis es creer en que otra puntuación es posible, en que las mismas palabras pueden armar distintas frases. Es creer en el poder creador de la palabra y dejar un poco su efecto paralizante, de fijación, de padecimiento.
Las palabras son poderosas, hay palabras que hieren, palabras que matan, palabras que olvidan o que recuerdan, palabras que se heredan, palabras que se ceden o se aceptan. Sólo palabras.
Parole, parole, parole… tan solo parole…
:mimoso:
Maravilloso!!.
Llas palabras son energía y lo que me preocupa más de una vez es que siempre salen del corazón, por más que digamos -«no es para tnato, estaba caliente y lo dije sin pensar»
Cada cosa que escuchamos es la verdad del otro, como te ve el otro que siente el otro y que piensa de vos el otro.
Que poder que tantas veces usamos mal…
En vez de construir, destruímos.
Cúanto ganaríamos si nos entrenaramos para callar a tiempo…. :see:
Coincido con Sonrasol en que muchas veces deberíamos entrenarnos para callar a tiempo, pero… :hum: :nose: no siempre se puede, «nunca te arrepentirás de haber callado, más sí de haber hablado».
Muy bueno tu post :dediez: :see:
Diván:
muy bueno, como de costumbre. Y me paree que tal vez esto haga surgir una cuestión planteada arriba por las otras chicas que comentaron. Quiero decir:
«Callar o no callar, esa es la cuestión?»
Personalmente soy de la idea de que Callar también es una forma de expresión y que dice tanto de nosotros como hablar; y que también puede lastimar o generar cosas en los otros.
Pero bueno… más allá de esta cuestión que es un poco más anexa, creo que la posibilidad de reeler la s palabras con otros cristales, de poder escucharlas distinto, de dejarlas que digan cada vez algo que se renueva en cada pronunciación… no deja de ser una idea, al menos, seductora.
:alaba: Mis cariños
:dediez:
que aburrida que es esta seccion
me aburren tus post y lo soberbia que sonas
das lastima, seas hombre o mujer
y lo digo porque para eso esta, por algo escribis… y yo te critico, esto es pura :lerolero:
A ver Ceci, bienvenida: sea como sea que elijas presentarte. Me halaga que te hayas tomado el tiempo de leer mis post y sacar tus conclusiones. Y ni hablar del hecho de que hayas invertido tu tiempo en comentar!!!! Mi querida Ceci, cada uno goza como quiere (o puede) asique estás invitada a seguirte aburriendo en mi sección. Es una pena que no puedas hacerle honor a esto que llamás alegremente «crítica» y aportar algo. O sea, tu comentario es aburrido y vacío. Te quejás y no proponés nada.
Pero, como vos decís, para eso está escrito, para que el que quiere opine. Será aburrida mi sección, ¿pero viste lo que hacen las palabras? jajajaja, mirá justo el post que elegís para comentar, mamina…..
Por lo demás, re sugiero que no te rasgues las vestiduras por mi soberbia, ya que lees, andá a mi primer post y fijate nuevamente cual es el objetivo de esta columna. Tranquila Ceci, que esta es sólo una columna más dentro de una revista virtual; no un comité de ética mundial.
:tebanco:
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:alaba: :alaba: :alaba: :alaba: :alaba: :alaba: :alaba: :alaba: :alaba: